Ojalá sí brilles...
No sé cómo empezar esta carta. No quiero sonar egoísta al hablarte de mí…
Recuerdo la última vez que te vi. Fue hace ya tantos meses… Aunque sólo cruzamos miradas, para mí fue más que suficiente.
Desde entonces, las noches se han vuelto crueles. Lo único que brilla en mi vida es tu recuerdo. Tu luz me causa largas sombras de pensamientos que no me dejan dormir por las noches. ¿Cómo podría dormir sin vos… sin saber si has estado bien? Imagino que estarás ocupado: tu mundo siempre fue grande. Ojalá sí brilles… y hagas realidad cada sueño que albergues en ese corazón inmenso tuyo. Es sólo que… ¿está mal que me duela que tu mundo siga girando, mientras el mío se detuvo el día que quisiste dejar de tenerme? Mi amor por vos no cambió.
A veces me siento frente a la computadora, sin saber si escribirte o sólo pensarte. Ya no quiero pensar, simplemente ocurre. En estas horas interminables, mientras todos duermen, yo sólo quiero llamarte. Tu número es el único que sé de memoria, siempre y cuando no hayas tenido la crueldad de cambiarlo. Sin embargo, sé que no cambiará nada por decirte que, aunque ya no me recuerdes, yo sí. Sigo temblando por el frío de tu ausencia. Cada día te imagino más claramente. Casi parece que un día lograré hacerte aparecer, y oiré tu voz y tus pasos por la casa otra vez. ¿Vos también extrañarás mi voz, o querrás no oírme nunca más?
Recuerdo cuando te creía tan grande y a mí tan pequeña, y juntos éramos ajenos al ruido del mundo. Ni siquiera intuía en ese entonces cuán enamorada estaba. ¿Cómo y cuándo creciste tanto? ¿Por qué yo no lo hice? ¿Por qué no te dije lo mucho que quería quedarme a tu lado cuando me dijiste que ya no me querías? ¿Por qué fui tan cobarde? ¿Y si te hubiese abrazado? ¿Y si me hubiera arrodillado a suplicarte que no me dejes? ¿Y si me hubiera atrevido a mostrarte lo dispuesta que estaba a hacer lo que hiciera falta? ¿Y si te hubiera dicho que me derrumbaría sin vos? Pero me callé… porque sentí que no era suficiente, que merecías a alguien mejor.
Si supieras lo mucho que te esperé… Nunca quise ser valiente, para que siempre pudieras cuidarme. Vivo sólo por la esperanza de recibir, algún día, un mensaje tuyo que diga lo que sea. El simple hecho de leer tu nombre apagaría el silencio que me llena cuando te echo en falta.
Me pierdo soñando con cómo sería que todos mis miedos desaparezcan al dormir en tu pecho. Quiero esconderme del mundo en vos, y volver a cuando vivía para perderme en tu abrazo. No sabés lo feliz que me harías si me amaras, ni que seguiré amándote sin que lo sepas, incluso si no es recíproco. No conozco otra forma de vivir más que amarte tanto que mi único deseo sea ser digna de vos. Te amo con todo lo que soy, y a pesar de todo lo que soy.
No escribo esto para pedirte nada. No me atrevería a pedirte que me ames de vuelta. Escribo para que sepas que existo por vos y que, si alguna vez estás perdido, herido o roto, estaré ahí. No sé si es ese mi destino, pero sé que no quiero otro. No quisiera verte luchar con la soledad mientras yo no sé disimularla. Amarte, para mí, es eso: elegirte siempre y sólo a vos. Sólo te necesito a vos.
Comentarios
Publicar un comentario